PARROQUA DE SAN NICOLÁS TEMPLO DEL CARMEN

La Parroquia de San Nicolas, la mas antigua de Requena y su Tierra, radica, desde el segundo tercio del siglo XX, en la iglesia del antiguo convento de carmelitas calzados de Requena, situado en el Arrabal junto al viejo camino de Valencia y cuya edificación se llevó a cabo entre finales del siglo XIII y principios del XIV.

De esta época es la capilla de Ntra. Sra. de la Soterraña y que se corresponde con la primitiva iglesia del monasterio. Es de planta casi cuadrada, estando cubierta por una bóveda de cruceta trabada con cinco claves. La clave central, que es la de mayor tamaño, posee un relieve policromado de la Virgen con el Niño en brazos. En las otras cuatro claves están pintados, dos a dos, los escudos del Carmelo y de la ciudad. Podemos observar que en los escudos de Requena falta el yugo y solamente aparecen los símbolos de la llave y la estrella.

En la parte Norte de esta capilla se abre un ábside de planta poligonal cubierto con bóveda de crucería, ocupando la parte central la hornacina con la imagen de Ntra. Sra. de la Soterraña, antigua patrona de Requena. A ambas partes de dicha hornacina existen unas pinturas de carácter popular del siglo XVII representando milagros de la Virgen o alusiones a ella.

En la pared opuesta al ábside puede verse un óculo en la parte superior y debajo un ventanal rectangular que se abriría en el siglo XVIII. Debajo de ambos ventanales, y en lo que parece ser el hueco de una puerta cegada, encontramos un calvario con las figuras de la Virgen y San Juan pintadas al fresco y completando el conjunto un crucifijo actual de bulto redondo conocido por el Sto. Cristo de los Estudiantes. A ambas partes del calvario podemos ver dos ventanas ojivales gemelas, muy abocinadas, quedando su vano en forma de aspillera.

En la pared que corresponde al Oeste está la puerta adintelada que comunica con el espacio que fue panteón de los   Ferrer de Plegamans. En la parte Este se encuentra la arcada de medio punto que da paso a la iglesia mayor y en la parte superior la arcada ojival que comunica con el coro.

A finales del siglo XV y principios del XVI se le añade a esta primitiva construcción una iglesia de mayores proporciones, quedando la capilla de la Soterraña a los pies del nuevo templo. La nueva iglesia es de estilo gótico tardío con una sola nave y con capillas entre los contrafuertes. Los elementos góticos son visibles en el crucero, en sus dos capillas laterales correspondientes y en el ábside que cobija la capilla mayor o presbiterio.

La bóveda nervada del crucero es idéntica a la de la capilla de la Soterraña con sus cinco claves. La nervadura de las capillas laterales es sencilla con una sola clave y la bóveda del abside es de nervadura más complicada con diferentes claves.

Destaca en la capilla lateral izquierda del crucero la portada gótica que da paso a la sacristía y sobre la puerta que comunica el presbiterio con la sacristía encontramos un fragmento de un relieve plateresco con restos de policromía.

De finales del siglo XVI (1584) son los frescos que decoran el presbiterio con escenas de santos carmelitas y de los profetas Elías y Eliseo. Estas pinturas fueron mutiladas al colocar el retablo mayor, del que hablaremos después, y se repintó sobre ellas. Fueron descubiertas en 1998. En época de realización de estas pinturas presidió el retablo mayor la imagen de un Crucificado.

A finales del siglo XVII se añade a la parte externa del ábside un cuerpo nuevo de edificio con el fin de dotar al nuevo retablo mayor de un camarín en el que colocar una imagen vestida de Ntra. Sra.  del Carmen. Antes de hacer el camarín el retablo que sustituyó al del Santo Cristo tuvo un lienzo de Ntra. Sra. del Carmen con San Simón Stock.

El nuevo camarín quedó rematado con una cúpula o media naranja, la primera que se construyó en Requena. Debajo del camarín y en la parte que corresponde a la planta baja se sitúa el llamado trasagrario, con un suelo muy interesante de azulejería valenciana y un techo decorado con pintura al fresco, también de cierta categoría. Debajo del trasagrario y en sótano se encuentra la cripta de los monjes del convento que no fue profanada en la ultima guerra civil.

Parece ser que esta iglesia en su nave central y capillas laterales tuvo originalmente un artesonado de madera y que fue sustituido en el siglo XVIII por la bóveda de cañón decorada y con lunetos que vemos ahora, y para las capillas unas bóvedas que no llegan a ser de arista. Todo ello con la finalidad de darle al edificio un carácter barroco, como era el gusto de la época.

Coincidiendo con la transformación barroca se le añadio el zócalo de azulejería valenciana en el que destacan las figuras de santos carmelitas pintados en azul, mezclados con diversos motivos policromados de flores y frutos, hojas, escudos, angelotes etc.

En el siglo XIX (1831) se quitó el antiguo retablo mayor barroco y se sustituyó por el neoclásico que se conserva en la actualidad y es el único de toda Requena que se salvó de la destrucción e la guerra civil de 1936-39. El resto de los retablos actuales, en su mayor parte, se hicieron nuevos en la posguerra, siendo el más reciente el del Cristo de la Vera Cruz realizado entre 1995-1997.

Entre todos ellos destacan los de Ntra. Sra. de los Dolores, Patrona de Requena (1942) y el del Sto. Patrón San Nicolás (1950), ambos de mármol con decoración de bronce.

La intervención mas reciente en este templo tuvo lugar ya en el siglo XXI, pues en el año 2000 se llevó a cabo la restauración de la capilla de Ntra. Sra. de la Soterraña que había permanecido como trastero desde la posguerra hasta esa fecha.

Otro detalle de interés en este templo es que está decorado con diversas pinturas al óleo de los siglos XVII y SVIII y que pertenecieron a distintas iglesias de Requena. En el momento del saqueo de 1936 alguien se encargó de desmontar estas pinturas y almacenarlas como si fueran alfombras en el coro del Carmen. En la década de los ochenta del siglo XX fueron   descubiertos e iniciada su restauración, que dura hasta el presente, siempre bajo la dirección de nuestra paisana Carmen Pérez García. Dentro de esta restauración también se incluyó la talla gótica del llamado Padre Eterno, de finales del siglo XIV, y que actualmente se venera en la capilla que fue de San Roque.

Texto: Fermin Pardo Pardo

Cronista Oficial de la ciudad

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